El diseño no salvará al mundo (por sí solo)

El diseño industrial no salvará al mundo como anuncian algunos gurús; un hecho tan cierto que debemos decirlo de forma rotunda, sincera y clara, pero maticemos; no salvará al mundo por sí solo y por la simple gracia de los diseñadores. No lo hará sin que el resto de agentes y políticas, tanto sociales como económicas e industriales, empiecen a alinearse de forma seria bajo este objetivo común y sin que las actuaciones a disponer se ejecuten con una visión universal, es decir de forma consensuada a nivel mundial. Y es que, de nada sirve poner coto a la contaminación en un país cuando el vecino contamina, sencillamente porque la contaminación o el desgaste sobredimensionado de recursos naturales y vitales puede ser local, pero su impacto es siempre general, global.

Cuando hablamos de agentes y políticas nos referimos también –y sobre todo- a la capacidad de legislar y a la educación, dos herramientas poderosísimas.
Debemos procurarnos de leyes que penalicen las acciones que están provocando actualmente el deterioro del planeta mediante el agotamiento de recursos y la desestabilización de ecosistemas, normas con las que el diseño disponga de un nuevo marco que condicione sus soluciones y por extensión, su propio proceso proyectual, su práctica, nuestro trabajo.

Educar (correctamente) es otro de los grandes retos de futuro, una sociedad formada e informada se convierte en el mejor activo posible para un mundo mejor, se transforma en consciencia colectiva y guardián del planeta.

Así que, reiteremos: el diseño industrial no salvará al mundo por su cuenta y riesgo, pero si le proporcionamos un contexto adecuado y un camino sobre el que operar con seguridad y responsabilidad, se convertirá en una inmejorable herramienta y en el mejor aliado del ser humano y su entorno.