Bye bye plásticos de un solo uso.

El Parlamento Europeo ha prohibido a partir del 2021 ciertos productos de plástico de un solo uso. Parece que empezamos a pasar página de los tiempos del “usar y tirar” y que lo hemos tenido que hacer por imposición legal mediante la articulación de una ley diseñada para tal efecto. En cualquier caso, sea como sea, es realmente una muy buena noticia para todos y también lo es para el diseño industrial.

Seguramente no somos muy conscientes pero son millones los objetos de un solo uso, tales como los bastoncillos de los oídos, las cañitas, los platos de plástico, las bandejas de productos alimenticios y un larguísimo etcétera, los que a diario comprometen un futuro más limpio para todos. La cifra asusta tanto como la constatación del deterioro de nuestros entornos naturales, vitales para nuestra propia supervivencia.

Durante las últimas décadas, mucho se ha hablado de la responsabilidad del diseño en referencia a la sostenibilidad y el medio ambiente y hemos sido, tradicionalmente, el foco de muchas de las críticas generalizadas que han venido a mostrar el poco conocimiento que se tiene de nuestra disciplina que siempre ha perseguido el bienestar humano, algo intrínsecamente ligado al respecto del medio ambiente. No negamos que, desde nuestro sector también existe la mala praxis pero es, créannos, ínfimamente menor que el conocimiento que todos los diseñadores tenemos sobre el impacto de nuestras respuestas artificiales.

Para el diseño industrial nada debería cambiar. Diseñar un vaso, una bolsa o un cubierto de plástico, sea para usarse una vez o ciento, no varía para nada la metodología ni el proceso de diseño. Es más, esta prohibición debería generar nuevos proyectos y planteamientos de los que se beneficiaría todo el sector. Quizás ahora se nos escuche un poquito más.

Así que los que tenemos que empezar a cambiar realmente el chip antes del 2021 somos los usuarios que con nuestros pequeños gestos podemos hacer mucho y sobretodo las empresas fabricantes que deben entender que no todo vale.

¿Estamos preparados?